miradascelestes

lunes, febrero 12, 2007


A veces, en medio de la esperanza pienso que el esfuerzo es parte del andar y tartamudea entre las ventanas que tiemblan por el paso de los autos a toda velocidad, el ansiar de que aquellos revisen minuciosamente sus propios actos. Envuelta entre la isla desierta en donde no he aprendido a decir NO, me pica la inmadurez pintada de arco iris para que no se despierte el conflicto; voy entre sonrisa y sonrisa, entre mirada ausente y mirada presente, entre el roces y gritos imaginarios, entre medio verdades en medio de medio mentiras.

Son pocas las veces en que el triunfo acaricia el nerviosismo innato devolviéndome la esperanza de que piense que el esfuerzo es parte del andar.
Otras veces sólo escarbo con pinzas la basura arrojada para encontrar aquello que se les olvido guardar, aquello que se les olvido conservar.
Y siempre los ojos estarán abiertos a la ventana que me permite ver el mundo sintiendo la envidia del amor, de la pasión, de la cordura, de la estupidez, de la agonía, del olvido… del presente….

sábado, febrero 03, 2007

Cabellos blancos


Los pies se arrastran pesadamente por el suelo y sostenida apenas por un bastón intenta recordar cuando estaba viva.

Llueve y las gotas sacuden bruscamente la arena de las calles; en las paredes, carteles pegados con cola barata anuncia un rostro numerado sugiriendo una alternativa de cambio; en la radio repiten sin parar “Misael Pastrana, Presidente!” y el pueblo donde vive Lulú esta atestado por fieles conservadores de la tradición mientras ella se revuelca las entrañas por gritar
LIBERTAD.
Lulú anhela día día que sus ojos se posen más allá del atrio de la iglesia y decide, a escondidas (porque en ese tiempo las mujeres no podían pensar y menos decidir) un escape que le permita desatarse del lastimero espectáculo de sus contemporáneas sumisas a la tradición irrevocable de un sin fin de maltratos y marginaciones.
De donde le nacen las ganas de volar? Escucho muy atentamente su relato y la piel arrugada intenta recordar la emoción de sentirse viva.

Lejos de su pueblo y en medio de rostros pálidos llega Lulú abriéndose paso, intenta ser fiel a su propia bandera. Una caja mal amarrada, un sombrero de paja, un vestido de colores relucientes y una loción barata, la acompañan en la travesía. En un pedazo de papel la dirección de referencia que, de seguro le reafirmará su intento de sentirse por una vez en su vida y para siempre, que es capaz de cambiar su propia historia.
Su nuevo refugio huele a madera añeja y brillada con cera de tercera; el piso cruje al poner sus pasos y una sonrisa eterna (eterna porque para ella será así) le extiende la mano y le da las indicaciones.
Todas las mañanas se levanta muy temprano, enciende la estufa con la leña que recoge o compra en el mercado cuando es invierno; con orgullo atiende y destiende, hace y rehace con la alegría de que ha empezado una nueva vida y en las noches, cuando los grillos la acompañan para arrullarle, Lulú piensa que esta apunto de gritar libertad.
En donde se quedó su grito? Los ojos le tiemblan mientras casi dormida, cansada y con aroma a viejo sonríe para ocultar decirme que se quedo atorada en medio del intento, que las letras que conforman su bandera se desvanecieron con cada año que pasaba al servicio de una gran familia y que ahora que esta muerta, recordando cuando estaba viva, ya no tiene voz para gritarse que se traicionó.