miradascelestes

viernes, septiembre 23, 2005

Sombra


La casa era de color amarillo y en el jardín, junto a la línea divisoria entre lo real y lo imaginario se suspendía el árbol del tiempo. Miles de hojas referencian cada día con su noche, los gritos de esperanza, el primer suspiro del recién nacido y el último de aquel que se va para volver a venir. De él se desprenden finas florecillas que nunca logran tocar el césped pues el viento se encarga de arrullarlas como una cometa que se va en la danza de su buen viento. Estas se pasean entre el extremo de lo real y lo soñado y dejan su presencia… imposible no darse cuenta que allí están, que llegan y se quedan para germinar.

La primera vez que abrió sus ojos, lo vio y desde entonces no ha dejado de mirarlo por la ventana, es la bella sombra del árbol del tiempo. El primer día que notó su presencia se asustó tanto que un grito sordo salió de su boca estallando en ligeros sollozos, la espantaba su sombra, desnuda y desordenada. Al siguiente día tímidamente se asomó de nuevo a la ventana y se dió cuenta que la sombra no se había ido, aun seguía allí, aferrada a su propia imagen. No se atrevía a salir de su casa por temor a que cuando estuviera allí, justo en el lugar donde la hermosa sombra estaba proyectada, desapareciera, prefería tener la seguridad de verla siempre y por eso la contemplaba desde la ventana.

Un día le preguntó a alguien que pasaba: -Sabes cómo son los frutos de este árbol?- el extraño no entendía su pregunta porque éste no veía ningún árbol cercano. –Si! Míralo!- le dice mostrándole la sombra. El extraño no comprende y sigue su camino. Ella no se atreve a salir de casa para interceptar al extraño y mostrarle de que se trata, piensa que tal vez él lleva prisa y que es de aquellos seres del mundo que no tiene tiempo para detenerse a observar ya que sus vidas pasan rápidamente, casi imperceptibles… Ella no se da cuenta que esta atrapada en sus propios pensamientos y que su estabilidad no le deja moverse, pero es suya esta estabilidad? o es producto de su imaginación.

Todas las mañanas cuando abre la ventana recoge las florecillas que caen y se posan delicadamente en ella, las sumerge en un líquido gelatinoso y las convierte en finos hilos, tiene miles de metros enrollados en todas partes de su habitación. Van de un lado a otro ocupando todo el espacio, solo ella sabe llegar de la puerta a la ventana sin tropezarse ni enredarse en aquella red mágica.

Ha tenido un sueño en el que ella flota en aquella red que ha construido, pero no es ella es otra, su piel es arrugada y sus huesos frágiles, apenas puede respirar y moverse, quiere poner sus pies en el piso pero no se atreve pues cada movimiento le implica un dolor interminable, quiere quedarse inmóvil. Se acerca algo o alguien a ella, se asusta, no sabe que hacer porque si grita su voz dolerá y si se mueve tal vez no resistirá y morirá. Siente la amenaza cada vez más cerca, tiembla, debe decirse rápidamente, ella conoce el camino a seguir, pero no se atreve, en su cabeza saltan los recuerdos, los pensamientos, las intenciones… Se despierta totalmente bañada en sudor, su corazón apenas puede estar en su cuerpo y llora por varios días, no quiere volver a dormir, le da miedo volverse a encontrar sumergida en su pesadilla. Sus ojos se cierran, lucha, pero es inútil, ya ha vuelto a dormir.

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