miradascelestes

martes, julio 04, 2006

Un cuento de dos

Sus piernas desnudas recorren de esquina a esquina las sábanas. Siente su frialdad y no puede evitar estremecerse. Sabe que busca algo. Pero no está en las sábanas. Está dentro, dentro de ella. Si las acaricia con sus piernas es para sentir. Necesita sentir.
Sus manos rozan la piel erizada y un cosquilleo la embriaga metiéndose por los dedos de sus pies, revoloteando por su sexo, palpitando en su vientre y finalmente haciéndose un nudo en la garganta que emite un sonido de placer ausente. Puede oler los efectos. También siente la humedad. Trata de retardar el próximo paso, pero ya es inevitable. Se toca

El espasmo empieza a nacer cuidadosamente, ella sabe precisamente donde se desborda pero retarda y juega con una sonrisa como si fuera un espectáculo cuyo centro es ella misma. Con cada jadeo, con cada espasmo, con cada contracción, la sonrisa le aumenta. Es más expresiva, más vivaz. Quisiera quedarse así para siempre. Abre sus piernas para entregarse a su propio movimiento. La cama resiste. Siente como su dueña se mueve revolcándose, desordenando sus sábanas. Siente como su dueña arquea la espalda que deja escapar gotas de sudor.

Ahora sus manos son puro movimiento. Como si estuviera frotando la lámpara que encierra un genio. Como si quisiera encender una pira y su deseo le pide más, pierde la percepción y su respiración se entrecorta. Un leve gemido se le escapa, golpeando de un lado a otro las paredes.

Ya no tiene control de sí. Ella es su cuerpo. Su cuerpo que se contrae, que se arquea, que se estremece, que junta los muslos, con la mano dentro, que flexiona las rodillas, que estira las piernas, que golpea con la mano las sábanas. La batalla está en el momento más crítico. Escucharse tan llena de placer la excita, su voz le arrulla y le ordena, sus dedos se conducen al lugar donde ya no puede acordarse de la cordura y al unísono, su voz y su jadeo se sumergen en el éxtasis que llega sin aviso.

Sus pies se estiran para recibir el instante. Flexiona los brazos y los acerca a los senos, donde los pezones parecen querer salirse. Cierra los puños y los acerca a la cara. Se estremece. Tiembla. Una mano se agarra fuertemente a la sabana, como queriendo ser sostenida ante la inminente caída. Entonces sale el grito. Le sale de las entrañas. No, de más abajo. De su sexo, que es una flor abierta.

6 Comentarios:

  • wow!
    que bien relatado!

    Por Blogger tierragramas, A la/s 2:12 a. m.  

  • Una flor abierta ha sido tambien este relato tan delicado de un momento tan íntomo y especial, que no se pudo habeer narrado de una manera tan dulce como lo has hecho.
    Una poesía sin rimas, pero con versos que estrmecen por su naturalidad y su belleza.
    Un besito

    Por Blogger El Navegante, A la/s 7:29 a. m.  

  • Que momentos relatados con pasión y delicadeza!.
    Besos

    Por Blogger Rodolfo N, A la/s 7:33 p. m.  

  • Una prosa rica, (no es fácil cuando de sexo se trata), he de felicitarte.
    Mis besos.

    Por Blogger @Igna-Nachodenoche, A la/s 4:53 a. m.  

  • ¡Ah! (Aquí muchos suspiros)

    ¡El cuerpo!

    ¡Que maravilla es el cuerpo humano!

    Por Blogger Aristóteles, A la/s 7:31 p. m.  

  • wepa! que delicia de relato, envuelves desde la primer lìnea y atrapas, nos llevas de la mano y uno es tan feliz! saluos marinos.

    Por Blogger Joel Langarika, A la/s 10:54 a. m.  

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