Una nota de cumpleaños

Todo ocurre en este lugar donde es posible poner tigres y ovejas en un mismo sitio, donde las casas son más pequeñas que las personas y los animales. Donde el día es de noche y la noche es alumbrada por mil luces de colores titilando. Este lugar que sólo se crea en esta época del año, con la esperanza de un nuevo hacer y existir; la remembranza de un nacimiento ideal; miles de ellos repetidos desde el día 1 hasta el día 31, pasando por el día 7...

Era el séptimo día donde de manera especial los astros se reunieron para dar a luz su creación. Él decide llegar este día, muy de madrugada. Queria coincidir con la salida del sol, pero su prisa fue inesperada y llega unas horas antes del amanecer. Hace frío, pero el calor de su concepción aun permanece en su corazón proporcionándole el calor suficiente para vivir. Respira por primera vez, sus ojos grandes, claros y transparentes como una gota de agua sienten la luz que siempre vio en sombras. Llora. Extraños sonidos salen de él, extraños sonidos siente a su alrededor. Aun no puede imaginarse en donde esta, aun no logra identificar lo que ilusoriamente sentía mientras estaba adentro, en su estado de pez...

Se siente inconforme, molesto. Su nuevo estado pesa, sus sentidos van a estallar al unísono en sensaciones nunca antes pensadas. Siente la cercanía de una alegría ajena y la angustia pasajera de una ilusión ya hecha realidad.

Durante muchas horas se contempla al espejo, su cuerpo cambia constantemente pero su mirada se mantiene perpleja al paso del tiempo. Por momentos se siente aturdido, todo es rápido y vertiginoso, apenas le da tiempo de aprender a respirar... Su andar empieza a querer ser con pasos propios, quiere penetrar en su propia vida. Angustia por no saber el rumbo acertado; pero su espíritu, aquel que lo hizo nacer antes del sol, le guía y le muestra el enigma, la pregunta y el secreto: -Shhhh! no hagas ruido! escucha lo que quiere decirte, deten por un momento tu respiración, escucharas mejor...-

Hoy vuelve a nacer para aprender, no ha respirar, ni a ver con sus propios ojos, ni quizas a caminar con sus propios pasos; sino para tomar la sencillez de la vida y saborear la dulce compañía de un mar de experiencias...

(Hoy seré quien te abrace y limpie tus ojos cuando llores. Seré quien te de la mano para que camines por otros caminos. Seré quien te diga al oído: Gracias por existir!)