miradascelestes

viernes, abril 14, 2006

Recojo mis lágrimas, las guardo bien dobladas en la hoja del cuaderno que escribió un día la agonía de la cuenta regresiva. Todo empezó con un solo sonido apenas perceptible que se alimentaba de aquellos otros que le eran familiares. Hoy la melodía se confunde entre el sonido inicial y la nueva creación. Armonía perfecta que confunde el alma. Tomo mis sonrisas y las deposito cuidadosamente en el estante donde reposa la bailarina en su movimiento eterno. Suenan de nuevo los tambores que anunciaron en su momento el inicio de la danza; ahora sumergen a los espectadores en la inevitable decadencia; anuncian la marcha final. Nuevamente los asistentes a tan efímero espectáculo dejan el espacio ocupado y con el silencio en sus hombros se dirigen uno detrás del otro hacia la salida. El peso del pensamiento les hace arrastrar sus hinchados pies creando un compás aturdidor. Rápidamente escondo mis manos para que no se presten para tan lamentable suceso; mis puños se cierran hasta sangrar los dedos; gotas de sangre resbalan anunciando la inconformidad. Las palabras no son pronunciadas, caen como lluvia en medio del llanto que se ahoga en la infinidad de la marcha. Delicadamente se posa en mí el blindaje tejido con hilos de hierro que será escudo ante el desenfreno y la locura que esperan en la puerta. Emprendo la marcha con la herida en mis manos; anuncio lento de un morir.

3 Comentarios:

  • Muchas veces emprendemos esa marcha hacía el dolor, hacía las heridas, más la vida nos invita a seguir.
    Saludos.

    Por Blogger @Igna-Nachodenoche, A la/s 6:39 a. m.  

  • muy fuerte. un beso

    Por Anonymous Anónimo, A la/s 4:52 p. m.  

  • Muy intenso, fuerza en tus palabras llenas de sentimientos que transmiten dolor.

    Intenso...dentro de su intensidad bello.

    Por Blogger Solo en la Oscuridad, A la/s 9:42 p. m.  

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