miradascelestes

domingo, junio 17, 2007


En un breve espacio en donde apenas puedo respirar recuerdo a un hombre que ágilmente mueve sus manos para atrapar las hojas que caen despreocupadas. El frío de la pared que roza mi abdomen me sugiere la sensación de querer tener algo que lo caliente mientras de mi boca sale un aliento.
Subo las escaleras rápidamente mientras los músculos se tensionan para no hacer trastabillar los pies. En el sur las calles están atestadas de personas que protestan por una cultura prestada que quiere apropiarse de lo que no le ha pertenecido nunca; en sus rostros se transfiguran arrugas que se mezclan con sudor y polvo. Las bocas secas siguen gritando y en mi boca sucede el más dulce deseo salival.
Durante mi estadía una mujer de 34 años me aborda confesándose detrás de una pared diáfana como descubrió el placer de su cuerpo mientras su esposo y dos hijos duermen placidamente todas las noches. En ella el deseo se apodera brutalmente pues sus ojos quieren descubrir aquello que se le es negado en la realidad. Debajo de la puerta, con timidez resbala dos fotografías donde aparece en su cama desnuda, aquella que la alberga en noches calurosas y en ocasiones solitarias. Siento su rostro sonrojado y escucho su piel que se eriza de solo saber que la observo.
Mientras camino por el pasillo largo e iluminado sale a mi encuentro aquel hombre que se hace a cargo de sus propias contradicciones; asombrosamente para mí esa idea me fascina. Será padre dentro de un par de meses con una mujer a su lado que le alienta a escribir. Me susurra que me ha escrito un cuento. Lo leo y me desdibujo en el. Sus letras quitan suavemente la ropa que cubre mi piel y hace que ésta levante su vuelo. Moriría en el fondo de un éxtasis de palabras. Amiga.
De nuevo en este espacio donde apenas respiro con una música que es parte del cotidiano pegado me grita el silencio que pregunta en qué estrella estaré y aun así cierro mi boca porque los sonidos despabilan el chillar de unos dientes.
La guitarra suena de nuevo y Olga toca la puerta con suavidad anunciándome de nuevo la sensación de la pared fría contra mi abdomen y el cuerpo que se pega detrás acariciando sin tocar nada. Sin hablar me estrecha. Te muerdo el corazón.
Me deslizo por entre la sombra de una historia que me dice que no habrá promesas, ni calor, ni agitación, sin cabellos desordenados, sin sabor a cuello. Prosigo colgándome a la imagen que se dibuja en una sábana. Con toda mi alma.
Y el resto? aun no lo recojo y por ahora lo que escribo es el diacronísmo de una vida que se despide y que devora rápidamente los días y los suspiros.

4 Comentarios:

  • "Sus letras quitan suavemente la ropa que cubre mi piel y hace que ésta levante su vuelo. Moriría en el fondo de un éxtasis de palabras."

    Tengo que repetirte porque, me dejaste sin palabras, porque a veces la realidad supera la ficción, porque pareciera leyeras mi alma, porque... mil veces me dejaste sin palabras.

    Que hayas llegado a mi "renacer"
    me iluminó el día.

    Un beso enorme, Ange

    Por Anonymous Anónimo, A la/s 11:50 a. m.  

  • Escribir para alguien, y una vida que late, a pesar de que parezca que te devora, el corazón suele latir siempre al mismo ritmo.

    Por Blogger @Igna-Nachodenoche, A la/s 3:17 a. m.  

  • precioso niña

    besitos

    Por Anonymous Anónimo, A la/s 4:36 a. m.  

  • Qué bonito y apasionante!.
    De veras, me encanta leeros, sus textos le entregan algo sabroso a estos momentos de relajo que intento tener jaja.

    Abrazos.

    Por Blogger **kadannek**, A la/s 10:48 a. m.  

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