Un instante
Mientras esperaba, afuera la ciudad apenas se despertaba húmeda por la lluvia que cayó durante la madrugada. Un sonido de tres tonadas la sacaba por intervalos de su ensimismamiento. Junto a ella estaban otras vidas que se amontonaban en ideas efímeras. Recordó que días atrás, mientras su consciencia daba vueltas en la cama para conciliar el sueño, notó que sus ojos se cerraban sin control. Eran tan pesados sus párpados que se entregó por completo. Su cuerpo de vez en cuando daba pequeños espasmos mientras caía en el inevitable remolino. Voces le sonaban en la cabeza en un dialecto apenas perceptible a sus oídos. En su sueño se veía en un largo pasillo blanco, sentada comodamente y desnuda en frente de una ventana. La sensación era cálida y segura, sus manos eran suaves y delicadas, sus muslos fuertes y relajados y notaba como su vientre subia y bajaba cada vez que inhalaba y exhalaba. En el otro lado de la ventana solo pidía ver las pequeñas nubes que daban su espectáculo de formas en el firmamento azul. En su rostro se dibujaba una sonrisa. Volvió el sonido de tres tonadas a sacarle de su recuerdo placentero y el grito de un niño llorando la trajo de nuevo a la realidad. Seguia su turno... |