La lluvia golpeaba la ventana como si quisiera desvestirla o tal vez solo quería interrumpir su esmerado sueño. Un tenue frío se metía entre las cobijas y la hacía estremecer; ha soñado que en la radio una voz angelical canta una marinera a manera de vals que dice: “Oh! Se que estas pensando equivocadamente que ya no te quiero… me lo han dicho tus ojos… hoy te vi llorando y llore también... acaso no comprendes… que eres mi adoración…daría yo mi vida... también el corazón… la sangre de mis venas… también te la daré…con tal que te convenzas que siempre te amare…” Se queda con la tonada que la transporta al titulo de aquella melodía… ¡siempre te amare! – dice despertando y un silencio se extiende imponiéndose sobre su voz y la lluvia. Reposa nuevamente su cabeza sobre la almohada y piensa en aquella frase. S I E M P R E T E A M A R E… Recordó la definición de Siempre: “En todo o en cualquier tiempo, perpetuamente o por tiempo sin fin, decididamente”; se asustó. El verbo amar ya no tenia ni que recordarlo, sabia perfectamente lo que era, que sabor tenia, cual era su aroma y cual su dolor… Esa frase de tres palabras que nombraban a ese “TE” le pellizcaba el corazón; pero como por encanto, como cuando un hechizo es esperado sin ser invitado, sintió un alivio. Las gotas dejaron de hacer ruido y como tambor anunciando el comienzo de la ceremonia, su corazón latió; “pum, pum… y entre sonido y sonido escucho: “Memento vivere”. Una sonrisa se descolgó de sus labios y volvió a quedarse dormida… |