
Un encuentro inesperado desde diferentes partes del mundo alegra la tarde húmeda que horas atrás me roció con su lluvia. La ciudad estática después de una agitada noche me invita a saborear sus calles, a pisotear las sonrisas de lujuria que se posan sobre mí; la brisa trasnochada calienta las ansias de quienes aun no han despertado. Pienso en las miles de personas que están sentadas frente a un televisor (tetero virtual) tratando de olvidar las manos que la noche anterior les tocaron; pienso en aquellos seres que se conforman con una botella de cerveza en su cabeza para deshacerse de un recuerdo.
Unas calles atrás me sentí vigilada, alguien seguía mis pasos. Me mantuve dando vueltas y mientras tanto observaba por los espejos ocasionales para ver quien era. Entro a un lugar sin querer, buscando algo sin querer sólo para saber quien era. Una vez adentro, sin darme cuenta me encuentro atrapada entre ropa, zapatos, libros y piezas de porcelana olvidando mi propósito; una mano fría me lo vuelve a recordar. Salgo.
- Quién eres, que tan osadamente me persigues?
- De donde te nace la aventura de seguirme en silencio mientras vuelo entre imágenes?
Sólo silencio encontraba como respuesta a mis indagaciones.
Ahora me detengo a jugar imaginariamente a un juego sin inventar, en donde la agonía de un instante es anhelada y me doy cuenta de que estoy sola….